Siempre presente en la mesa, el pan es un alimento que nos acompaña en la vida en todas y cada una de nuestras comidas. Aparece en diferentes formatos, sabores, texturas pero siempre ha estado ahí. Nunca decepciona y acude siempre en nuestro auxilio cuando el hambre aprieta, nada mejor para calmar el apetito que un pedazo de pan. En apariencia un alimento sencillo y sin demasiadas florituras, pero suelen ser las cosas sencillas las que mas complejidad y dificultad esconden. La magia de la panificación consiste en la transformación de unos pocos ingredientes en un producto de primer nivel. Toda esa aparente sencillez guarda miles de secretos en su interior, reacciones químicas, procesos físicos e innumerables microorganismos que habitan en esas masas y que gracias a largos procesos permiten obtener unos sabores y aromas que nos devuelven al campo y a la tierra. Dominar esto no es flor de un día y se necesita toda una vida para entender como evoluciona y como se transforman las materias primas. En ocasiones, cuando parece que tenemos el control sobre nuestros micro seres y sobre nuestros procesos todo se desmonta y un inapreciable cambio nos devuelve a la realidad y a replantearnos todo lo que creíamos saber. Aquí yace la grandeza y el misterio, los seres vivos somos impredecibles y eso ocurre en el pan. Hay veces que las cosas salen bien y otras veces que aprendemos.
En estos tiempos revueltos, de continuos cambios que nos hacen replantearnos nuestra realidad, el pan permanece inalterable fiel a su compromiso con la humanidad. No nos decepciona y se mantiene firme para satisfacer las necesidades de aquellos que lo solicitan. Sigue siendo nuestro aliado silencioso, sin ruidos sin adornos, solamente valoramos su importancia cuando falta. Como el fiel amigo que siempre nos consuela en los momentos difíciles y en las alegrías olvidamos, el pan continua inquebrantable. Desaparecen viandas de las mesas pero hay una que nunca falta. Esto ocurre ahora y ha ocurrido siempre, nos ha alimentado durante milenios y es en tiempos de crisis cuando mas se valora. Esta época que nos ha tocado vivir no es mas que un pedazo de la historia y en el futuro se mirará con perspectiva y objetividad. Las gentes de siglos venideros comprobarán que esto es un proceso mas, un bache como otros tantos que ha sufrido la humanidad. Y comprobaran también que en nuestras mesas y en nuestras cocinas se escondía en un rincón un pequeño mendrugo expectante y dispuesto a complacernos. Cuando todo mejore y la opulencia vuelva a nuestras mesas no olvidemos quien nos sostuvo y nos alimentó, en cualquier caso no nos lo reprochará y volverá siempre en nuestro auxilio.