Cinco generaciones comprometidas con el buen pan
En la familia Salazar elaboramos el pan con nuestras manos y de forma tradicional desde hace cinco generaciones. De la tatarabuela Petronila al bisabuelo Feliciano, el abuelo Julio y la abuela Elvira, José María y en la actualidad, César, la nueva generación que está al frente de la empresa familiar.
Desde pequeños hemos aprendido el oficio de hacer pan y, sobre todo, el respeto y el cariño por un alimento natural y nutritivo que forma parte de la historia de la humanidad.
Hablar de nuestro pan significa hablar de Frómista, porque nuestra historia está unida a esta maravillosa villa de Castilla y León.
El abuelo Julio abrió la panadería en Frómista. Aquí vivimos y tenemos el horno en el que elaboramos todos nuestros productos.
Nuevos tiempos para el pan de toda la vida
José María, mi padre, continuó dando vida al negocio familiar después de mi abuelo, y cuando llegó su jubilación, decidí tomar el relevo con una mezcla de ilusión y nostalgia.
Estudié Química en Burgos y trabajaba en Madrid en un sector diferente al de la panadería, pero quería seguir acercando el pan de Frómista a las personas que confían en nosotros.
Así que dejé mi trabajo para escribir, una generación más, la historia de la Panadería Salazar.
Durante dos meses amplié mi formación en la Escuela de Panadería de Madrid y, al finalizar, regresé a mis orígenes aportando tendencias innovadoras con evidencia científica para mejorar el proceso de elaboración del pan.
Mi padre me ha apoyado en todo momento, y continúo en constante formación para aprender y compartir con otras personas y colectivos cómo hacer pan saludable para disfrutar de sus innumerables beneficios.
A día de hoy en nuestra panadería elaboramos diferentes variedades de pan artesano hecho con masa madre natural que fermenta durante horas.
Los dulces nuevos y tradicionales complementan nuestra selección de productos de calidad.